Juliana González se reivindica como “Intensa” arriba y abajo del escenario. “El no parar demanda mucha energía, a veces desbordante con la que me manejo en este mundo. Los intensos no escatimamos emociones, lo damos todo, estamos 24x7 todo el tiempo, no podemos quedarnos quietos. ¡Al final del día termino fundida!”, admite para LA GACETA.

Ese despliegue se vivenciará esta noche, cuando desde las 21.30 presente su unipersonal en el teatro Rosita Ávila (Las Piedras 1.550), con el desafío de mostrar su vida desde el humor. “El stand up se trata de blanquear cosas mías; se va formando una opinión, me hago cargo de mi intensidad en este mundo complejo, lleno de contradicciones y plagado de inmediatez. Jugar y lograr la identificación con el público va a ser el centro de la cuestión”, admite.

- ¿Va a ser una síntesis de un día en tu existencia?

- Siempre tengo que estar haciendo algo u ocupada en algo. Cada uno maneja su personalidad: cuando río largo una carcajada fuerte, con ganas; cuando lloro, Grecia Colmenares queda chica; cuando abrazo, siempre es cruzado y fuerte. No puedo dosificarme; por ejemplo en mis clases todo mi cuerpo interactúa, toda mi expresividad. Encima me manejo en bicicleta a todos lados. Así concibo la vida, mis vínculos, mi trabajo: la generosidad de dar todo de mí, de no guardarme nada.

 - Cómo es ser vos misma?

- Disfruto estar en el ejercicio constante de la contradicción, pensar qué camino elegir, cambiar sobre la marcha, dudar, plantearme reflexiones e inquietudes sobre cosas cotidianas, profundas y existenciales, desde qué tipo de papel higiénico me conviene o ser más creativa para cocinar y terminar con un apretado de salame y queso. En otro momento de mi vida me hacía problema por todo, pero una vez que transité lugares complejos y oscuros, me di cuenta que hacerme problema o sufrir por nimiedades es perder energía. No me hago rollo, pero mi cabeza no para, todo el tiempo estoy anotando, escribiendo, generando cosas de humor, o en redes sociales como actriz o en mis ámbitos laborales.

- Tucumán tiene historia con el humor...

- Siempre tuvo grandes referentes, como “Agarrate Catalina”, un espectáculo apoyado desde la teatralidad que me pareció increíble (con Alejandro Sandoval, Pablo Vera, Blake Aybar y Pablo Parolo) o Manyines (Miguel Martín, Gabriel Carreras, Pablo Latapié y Guido Guerrero), con el cual tuve el placer de actuar y de estar tanto en la televisión como en el teatro. Si menciono a colegas que quiero y admiro, me quedo corta. El avance tecnológico hizo surgir a jóvenes en las redes que supieron capitalizar nuestra idiosincrasia y modismos. Me gusta mucho esta democratización del humor, ver cómo se va expandiendo a otras latitudes siempre será un orgullo.

- ¿Por qué muchas mujeres se están volcando al stand up?

- Es un género que viene pisando fuerte en estos últimos años en la provincia. Grandes referentes movieron lugares que estaban tomados por hombres y encontrando nuevos espacios. Me gustan Wanda Sykes, Malena Pichot, Señorita Bimbo, Nancy Gay, Charo López y la lista es larga. Hay una incansable lucha de pelear por nuestros derechos, y hacer humor también es uno. El stand up es una forma más de decir lo que nos pasa como mujeres, lo que atravesamos y sentimos. Hay una serie que retrata justamente nuestra lucha, se llama “La maravillosa Miss Maisel”.

- ¿Jugar con los estereotipos (como ser intensa) es una forma de romperlos?

- Si, evidenciar para empatizar; pero después lo interesante es cómo se rompe esa forma para dar espacio a otras formas.

- ¿Qué cosas te hacen reír?

- Lo simple: los chistes cuantos más bobos, más me hacen reír. La persona que me hace reír ya tiene mi respeto y seguramente querré tenerlo o tenerla cerca. Es mi forma de canalizar todo en mi vida, mis angustias, mis miedos, todo. Siempre digo que la literalidad mata toda posibilidad de disfrutar; entonces creo que es necesario dejar esa puerta de humor abierta.

- ¿Alivia los pesares cotidianos?

- El humor hace que la realidad no duela tanto. Me río mucho de mí misma, y no tengo drama en evidenciar lo antiheroína que soy. Cuando las cosas me salen mal, cuando me cuelgo con alguna cosa o me cuestan otras. Hay algo de la identificación ahí que juega un rol muy importante entre el público.